"La
Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la
imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo
futuro. También en este mundo, hasta que llegue el día del Señor, brilla
ante el Pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de
consuelo"....
María
dice: "Proclama mi alma la grandeza del Señor", así canta hoy la
Iglesia y lo hace en todas partes del mundo. Este cántico es
especialmente intenso allí donde el Cuerpo de Cristo sufre hoy la
Pasión, donde está la cruz para nosotros cristianos está la esperanza,
siempre. Si no está la esperanza nosotros no somos cristianos, por esto a
mí me gusta decir ¡no se dejen robar la esperanza! ¡Que no nos roben la
esperanza porque esta fuerza es una gracia, un don de Dios que nos
lleva adelante mirando el cielo! Y María está siempre allí, cercana a
esas comunidades que sufren, a esos hermanos nuestros, camina con ellos,
sufre con ellos, y canta con ellos el Magníficat de la esperanza.
(Palabras del Papa Francisco)
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