Una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor.
Para prepararnos a recibirla, comenzamos la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión», que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.
La Cuaresma comienza el miércoles de ceniza.
Durante este tiempo especial, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, el creyente comienza el diálogo íntimo con el Señor, dejando que la gracia llegue a su corazón, a semejanza de la Virgen María.
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.