miércoles, 14 de febrero de 2018

COMIENZA LA CUARESMA



Una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor. 
Para prepararnos a recibirla, comenzamos la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión», que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.
La Cuaresma comienza el miércoles de ceniza.
Durante este tiempo especial, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.

Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración,  el creyente comienza el diálogo íntimo con el Señor, dejando que la gracia  llegue a su corazón, a semejanza de la  Virgen María.

Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.

martes, 6 de febrero de 2018

JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 2018



La Iglesia debe servir siempre a los enfermos y a los que cuidan de ellos con renovado vigor, en fidelidad al mandato del Señor (cf. Lc 9,2-6; Mt 10,1-8; Mc 6,7-13), siguiendo el ejemplo muy elocuente de su Fundador y Maestro.



Este año, el tema de la Jornada del Enfermo se inspira en las palabras que Jesús, desde la cruz, dirige a su madre María y a Juan: «Ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa» (Jn 19,26-27).



Estas palabras del Señor iluminan profundamente el misterio de la Cruz. Esta no representa una tragedia sin esperanza, sino que es el lugar donde Jesús muestra su gloria y deja sus últimas voluntades de amor, que se convierten en las reglas constitutivas de la comunidad cristiana y de la vida de todo discípulo.



El dolor indescriptible de la cruz traspasa el alma de María (cf. Lc 2,35), pero no la paraliza. 



En la cruz, Jesús se preocupa por la Iglesia y por la humanidad entera, y la Virgen está llamada a compartir esa misma preocupación. 



A María, Madre de la ternura, queremos confiarle todos los enfermos en el cuerpo y en el espíritu, para que los sostenga en la esperanza. Le pedimos también que nos ayude a acoger a nuestros hermanos enfermos. La Iglesia sabe que necesita una gracia especial para estar a la altura de su servicio evangélico de atención a los enfermos. 






Papa Francisco