jueves, 5 de abril de 2012

JUEVES SANTO.

Día  del Amor  Fraterno.  
Cristo se entrega la noche de Jueves Santo en la que reunido con sus apóstoles  se dispone a celebrar la Pascua, este año  todo parece tener un sentido distinto, el Maestro esta viviendo estas horas como si fuesen las últimas, todo está preparado. Parte el Pan y se lo da. Es su cuerpo que se entrega para la Salvación de todos.
Reparte el vino, que es su Sangre. “Tomadla y distribuidla entre vosotros. Pues os digo que no beberé  ya del fruto  de la vid hasta que llegue el reino de Dios” (Lc 22,17-18).
Señor, quisiera ser tu cirineo,
cargar sobre mis hombros tu suplicio,
trocar el gran pecado en sacrificio;
limpiar mi ardiente fe con mi deseo.
Señor, quisiera ser aquel pañuelo,
secar tu faz sangrante, dolorida,
trocar tu sufrimiento por mi vida;
limpiar mi ardiente fe, mi eterno vuelo.
¡Permíteme, Señor, en tu calvario,
posar en mis abrazos tu agonía,
hilar con penitencia tu sudario!
¡Permíteme, Señor, como a María,
llorar sobre tu pecho su rosario, 
salvar de humana culpa el alma mía!